12 Jul, 2025

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Las verduras de hojas verdes como la espinaca, la acelga y la lechuga romana son auténticos tesoros nutricionales. Contienen grandes cantidades de ácido fólico, vitamina K y antioxidantes que contribuyen a mantener el sistema cardiovascular en óptimas condiciones, además de proteger la salud ósea. Incorporarlas en ensaladas frescas o batidos verdes es una forma sencilla de beneficiarse de sus propiedades.

El brócoli y la coliflor, miembros destacados de la familia de las crucíferas, son ricos en sulforafano y otros compuestos que favorecen los procesos de desintoxicación hepática. Estos vegetales no solo ayudan a reducir la inflamación, sino que también han demostrado tener un efecto protector frente al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, especialmente el de colon.

Las zanahorias aportan un elevado contenido de betacarotenos, precursores de la vitamina A, fundamentales para una buena salud ocular y para fortalecer el sistema inmunológico. Gracias a su sabor naturalmente dulce, son un snack saludable que puede disfrutarse crudo o ligeramente cocido, lo que facilita la liberación de sus carotenoides.

El ajo y la cebolla contienen compuestos sulfurados como la alicina, que poseen propiedades antibacterianas y antivirales. Además, ayudan a regular los niveles de colesterol LDL y a mejorar la circulación sanguínea. Incluirlos de forma constante en la dieta, ya sea en sofritos o crudos en salsas y aderezos, es una estrategia sencilla para proteger el sistema cardiovascular.

Los pimientos, tanto rojos como amarillos o verdes, son una fuente excepcional de vitamina C, superando incluso a los cítricos. Esta vitamina no solo fortalece el sistema inmune, sino que también facilita la absorción del hierro presente en otros alimentos, lo que los convierte en aliados ideales para prevenir la anemia y mantener la energía diaria.